lunes, 13 de enero de 2014

"La vida de Pi" de Yann Martel



Mi año ha empezado con "La vida de pi" de Yann Martel. 

Autor nacido en España, y ha llegado a tener varios números 1 en Canadá. Recibió numerosos premios por esta novela, que ha sido llevada al cine hace poco tiempo. 

La recomiendo sin duda alguna, pese a que hayáis visto la película. Como casi siempre, es mejor el libro. En ella se pierde mucho. La historia de porqué cree en varias religiones, su pasión por los animales...son pequeñas cosas que se escapan en la adaptación. 


Cayó en mis manos por casualidad y lo estoy disfrutando mucho. Y he extraído un fragmento de los que me hicieron pensar. Un capítulo de esos que te hacen bajar el libro y recapacitar lo que has leído. 




"Capítulo 13
Verás, si te caes al foso de un león, la razón por la que el león te despedazará no es porque tenga hambre. Puedes estar seguro de que los animales en los zoológicos tienen comida en abundancia. Tampoco es porque sea sanguinario. Es sencillamente porque le has invadido el territorio.

Como acotación, eso explica el motivo por el que un domador siempre debe entrar en la pista antes que los leones. Así deja claro que la pista es su territorio y no el de los felinos, un concepto que reafirmará con gritos, latigazos y movimientos firmes. A los leones les impacta. Su desventaja les preocupa mucho. Fíjate en su forma de entrar: siendo los predadores poderosos que son, los «reyes de las bestias», se arrastran con las colas bajas sin apartarse del borde de la pista, que siempre es redonda para que no puedan esconderse. Están en presencia de un macho altamente dominante, un macho superalfa, y tendrán que someterse a sus rituales de dominación. De modo que abren la boca lo más que pueden, se sientan sobre las patas traseras, saltan por aros cubiertos de papel, pasan por tubos estrechos, caminan hacia atrás, se ponen boca arriba. «¡Vaya elemento!», piensan vagamente. «En mi vida he visto un león número uno como él. Pero bueno, sabe llevar la manada, la despensa siempre está llena y, vamos a reconocerlo chicos, sus payasadas nos distraen un poco. Tanto dormir al final cansa un poco. Al menos no nos hace subirnos a una bicicleta como los osos o coger platos que vuelan por los aires como los chimpancés.»

Pero el domador tiene que asegurarse de mantener su rango de superalfa. Lo pagará muy caro si por algún despiste cae a un rango beta. Gran parte del comportamiento hostil y agresivo en los animales no es más que una forma de expresar su inseguridad social. El animal que tienes delante necesita saber el lugar que ocupa, si está por encima o debajo de ti. Su rango social marcará cómo se desenvuelve. El rango determinará con quién puede relacionarse y cómo, dónde y cuándo puede comer, dónde puede descansar, dónde puede beber, etcétera. Hasta que no tiene claro su rango, el animal lleva una vida de anarquía insoportable. Se vuelve nervioso, temperamental y peligroso. Por suerte del domador, las decisiones sobre el rango social entre animales superiores no siempre se toman en base a la fuerza bruta. Hediger (1950) mantiene que «cuando dos animales se encuentran por primera vez, el que es capaz de intimidar al otro se definirá como el socialmente superior de los dos, de modo que una decisión social no siempre dependerá de una pelea; en ocasiones, bastará con un encuentro». Son palabras de un sabio. El señor Hediger fue director de zoológico durante muchos años, primero en el zoológico de Basilea y luego en el de Zurich. Fue un hombre muy versado en el comportamiento animal.

Es una cuestión de materia gris sobre materia muscular. La supremacía del domador es un asunto psicológico. Un ambiente desconocido, la postura erguida del domador, su serenidad, su mirada fija, su audacia y ese extraño gruñido (por ejemplo, el ruido de un latigazo o de un pito) son muchos factores que llenarán la cabeza del animal de dudas y miedo, dejándole claro el lugar que ocupa, que es justo lo que quiere saber. Una vez satisfecho, el Número Dos se echará para atrás y el Número Uno podrá volverse hacia el público y gritar: «¡Vamos a animar esto un poco! Y ahora, damas y caballeros, estas fieras saltarán por aros de fuego…»"



Me hace pensar si los humanos también somos así. 
Vemos casos de políticos, que bailan el agua a quienes "mandan más" con el fin de obtener un trato favorable. El peloteo a los jefes. Las sonrisas falsas para complacer a alguien...En definitiva comportamiento animal. El instinto que todos damos por olvidado, o mejor dicho, queremos olvidar para diferenciarnos del resto de animales con los que no podemos comunicarnos. Pero en realidad nos unen más cosas de las que nos imaginamos. Y en este fragmento de este libro, me he podido dar cuenta de ello. Comportamientos sociales tan similares que ponen los pelos de punta. 

Si no somos el miembro superalfa, seremos los leones que saltan por el aro de fuego. ¿No deberíamos hacer algo? ¿Sería tan malo que hubiera varios miembros alfa? 

Volveré


domingo, 12 de enero de 2014

Bienvenid@s

Estreno este blog con el primer mes del año. 
Viene gestándose varios meses en mi cabeza, pero hasta hoy no me atreví a empezar. Año nuevo, vida nueva. Eso es lo que dicen. No estoy muy segura que se cumpla en mi caso, pero por algo hay que empezar. 

 La idea principal es recopilar fragmentos de libros que leo que hacen reflexionar al lector. Que en este caso soy yo. Y dar a mis lectores o seguidores una razón, para leer o no el libro que tiembla en mis manos. Procuraré hacer críticas de los libros, pese a que en ello soy algo novata. Y además, pequeños detalles sobre el libro, o autor que merezca la pena saber para que la cultura literaria sea más rica y completa. Noticias de futuras publicaciones...y si me animo, quizá publique algo escrito por mi (algo que me costará mucho más). 

En definitiva, un blog sobre y para la literatura. Esa pequeña pasión que acompaña toda la vida y que no siempre se le da la importancia suficiente. Una pasión, considerada a día de hoy como una rareza. 


Espero que disfrutéis. 

Un saludo y una abrazo fuerte para todos.